De tiempos inmemoriales el hombre reconoce en las piedras, y sobre todo en algunas de ellas, una serie de poderes y fuerzas de la naturaleza que le ayudan de mil maneras.
La amatista es quizás el mineral más conocido. Es una piedra maestro,
un cristal altamente protector. Representa fisicamente el rayo violeta
alquímico de la transformación. Tiene muchas y diferentes aplicaciones
prácticas. Las piedras grandes de amatista (drusas o geodas) se utilizan
mucho en centros de salud, cuartos de meditación y salas de espera ya
que llenan el espacio con vibraciones relajantes, neutralizan la energía
negativa y liberan energía bloqueada.
Son sobradamente conocidas las geodas de amatista, de una
belleza particular y regeneradoras de energías.
La amatista purifica y limpia el cuerpo y la
mente. Favorece la comprensión y la persuasión, aporta paz y equilibrio, a la vez que estimula la inteligencia. La amatista es una
piedra que consuela en el dolor y proporciona alivio en los momentos de
angustia.
Tiene vibraciones sedantes, equilibra el cuerpo cuando hay
alteraciones de sueño, potencia las glándulas endocrinas y el sistema
nervioso. Esta indicada para el tratamiento de la artritis, del asma y de los
trastornos cardiacos. Abre y fortalece los chakras de la cabeza, basal y
del bazo.
Simboliza
el equilibrio y la pureza, la serenidad y la modestia. Es una de las
piedras más interesantes para meditar y especialmente indicada para los estados
depresivos.
Se dice de la amatista que tiene el poder de influir en los ambientes de discordia y hacerlos agradables y sinceros.
La amatista, como creadora de armonía, no debería faltar nunca en
nuestra casa.
La amatista posee una gran afinidad con los signos de Aries, Cancer, Leo, Virgo, Capricornio, Acuario, Piscis y Libra.
Algunas formas de utilizar la amatista:
- Lleva siempre tu amatista en el bolsillo o en el bolso. Toca el cristal de vez en cuando con tu mano para así absorver sus energías y vibraciones.
- Colócala bajo tu almohada antes de ir a dormir.
- Llévala en un collar hasta que notes una mejoría en tu salud.
- Acerca la piedra a la parte del cuerpo que te duela y haz contacto entre la amatista y tu cuerpo durante unos 15-20 minutos.
- Coloca una amatista en tu hogar. Si utilizas una drusa o geoda, el efecto será aún mayor. Cuanto más oscura sea la amatista, tanto más fuerte será su efecto.
- Utiliza una amatista durante la meditación.
Meditación con Amatistas:
- Elige un momento tranquilo del día y un lugar donde puedas estar sin que nadie te moleste.
- Siéntate en una posición cómoda con ropa que no ajuste y tápate con una manta. Lo importante es que tu columna esté en posición recta para así facilitar el flujo de energías y para crear una conexión con la tierra.
- Ten el cristal de amatista suavemente en tu mano o colócalo delante de ti en el suelo o en una mesa. Pon tus manos en tu falda, mano derecha encima de la mano izquierda (hombres), mano izquierda encima de la mano derecha (mujeres) y los pulgares se tocan.
- Mira atentamente al cristal y descubre su belleza en cuanto la forma y su color. Siente su peso y siente como se intercambian energías con tu mano (calor, frío …)
- Cierra tus ojos y concéntrate en tu respiración. Respira profundamente y suelta todos tus pensamientos. Siente como con cada inhalación absorbes las energías mágicas y beneficiosas de tu cristal y siente como con cada exhalación sale la tensión de tu cuerpo.
- Permítete entrar cada vez más en un estado profundo de meditación y siente como tu campo energético extiende cada vez más y se llena con energías cristalinas.
- Visualiza como el campo energético de tu cristal y tu propio campo energético se unen, ahora formas parte de tu cristal. Sois uno!
- Ahora puedes entrar en tu cristal y mirarlo desde dentro y descubrir su riqueza mágica interior. También puedes hacer una pregunta a tu cristal. La primera impresión o el primer pensamiento que aparece es la respuesta. Disfruta de tu estado meditativo cuanto tiempo quieras.
- Cuando hayas terminado con tu meditación sentirás otra vez tu cuerpo y contacto con la tierra. Inhala y mueve lentamente en círculos tus dedos de los pies y gira tus manos. Siente el espacio alrededor tuyo.
- Abre lentamente tus ojos.
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